La inteligencia emocional es una habilidad que se puede aprender y dominar. Es, en definitiva, la base de la salud emocional y el bienestar.
Todos tenemos emociones, aunque a veces intentemos ocultarlas o negarlas, pero la verdadera marca de la salud en este segmento de nuestro bienestar es ser capaz de controlar esas emociones.
Se trata de un concepto multifacético, así que vamos a desglosarlo:
¿Qué provoca las emociones?
El primer paso para mejorar tu inteligencia emocional es ser capaz de identificar las situaciones que te hacen sentir de una determinada manera. En mi opinión, es más fácil decirlo que hacerlo.
Si tienes un mal día, suele haber algo más que levantarte con el pie izquierdo; hacer el esfuerzo de conocer las verdaderas razones que hay detrás de tus emociones es esencial para ayudarte a controlarlas.
Especialmente en este contexto, la constancia es clave. Durante una semana más o menos, planea llevar un diario (o incluso una nota en tu teléfono), donde registres lo que sientes a lo largo del día. Además, intenta nombrar un desencadenante específico que pueda haber causado esas emociones.
Es cierto que alguien con una buena salud emocional no permite que sus circunstancias tengan un impacto significativo en su estado de ánimo, pero no tiene sentido pretender que las cosas que suceden a lo largo de tu día no tienen un impacto.
Para este ejercicio, sé completamente sincero contigo mismo sobre lo que te molesta, incluso si sabes que no debería ser un gran problema.
¿Cómo controlas tus emociones?
Una vez que comprendas qué afecta a tu estado de ánimo, podrás controlar mejor tu respuesta emocional. A continuación se presentan varias estrategias que puede empezar a poner en práctica a medida que entrenas tu inteligencia emocional:
-Respira profundamente
-Crea un entorno tranquilo para ti
-Habla con alguien de confianza
-Escribir un diario
-Toma un poco de aire fresco
-Participa en una actividad física
Encuentra una estrategia que te funcione bien y ponla en práctica cada vez que te encuentres en una situación cargada emocionalmente. Con el tiempo, controlar tus respuestas emocionales se convertirá en algo natural.
¿Entiendes las emociones de los demás?
El último factor que influye en la inteligencia emocional es tu capacidad para leer las emociones de los demás y comprender qué puede estar provocando que se sientan así.
Aunque no debes responsabilizarte de los sentimientos de los demás, es importante mostrar empatía hacia ellos. La empatía es la capacidad de ponerse en el lugar de otra persona y comprender realmente su situación. Este atributo es esencial para establecer relaciones, dirigir un equipo y comunicarse con eficiencia.
¿Eres emocionalmente inteligente?
Al igual que otros factores que influyen en tu salud, la inteligencia emocional debe entrenarse intencionalmente y ponerse en práctica a diario.
Si sientes que estás empezando desde cero con tu salud emocional, recuerda que la práctica hace al maestro, e incluso las personas con mejor salud emocional empezaron siendo principiantes.
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